sábado, 13 de febrero de 2016

REFORMA DE NIKÓN

Debate sobre la Fe

La Reforma de Nikón fue, en Rusia, la nueva redacción de libros de cánones y litúrgicos ordenada en 1654 por el patriarca Nikon a fin de acercar a la Iglesia ortodoxa rusa a la Iglesia ortodoxa griega, primando el papel intervencionista del Estado en los asuntos eclesiásticos. La orden de quemar libros viejos provocó una fuerte resistencia entre los creyentes y parte del clero, iniciándose así el cisma de los viejos creyentes (o raskólniki, del ruso raskol o cisma), acaudillados por el protopope Avvakum. Pierre Pascal, historiador de los orígenes del Raskol, sitúa su origen en el "Período Tumultuoso", en el siglo XVI. Se han buscado en vano causas exteriores pero, según Pascal, «estas interpretaciones han fracasado, debido a que hay que reconocer en el Raskol un origen pura y profundamente religioso».

De hecho, la Iglesia rusa cambió mucho a partir del fin de la Edad Media y su peso llegó a ser dominante en el mundo ortodoxo después de la caída de Constantinopla en 1453. Moscú tuvo su propia metrópolis desde 1448 y los rusos tenían cada vez más desconfianza de la Iglesia griega: ¿no habría castigado Dios los vicios de los griegos dejando que Constantinopla fuera capturada por los turcos?; Moscú, patriarcado libre y firme en su tradición ortodoxa, ¿no tiene la vocación de sustituir a Constantinopla?. Es así como Moscú se impuso progresivamente en las mentes como la "Tercera Roma" y como los grandes príncipes de Moscovia obtuvieron el título de "Zar", variante eslava de César. La idea de una "Tercera Roma" no fue, sin embargo, jamás admitida formalmente por la Iglesia ortodoxa y los patriarcas rusos pidieron para ellos el patriarcado de Constantinopla. Pero en la conciencia popular, como en el bajo clero, esta idea alimentó violentas controversias sobre el futuro religioso de Rusia.

Por un lado, algunos preconizaron una estrecha alianza de la iglesia y la monarquía, así como una conservación de los grandes dominios del clero que practicaba la caridad e instruía. Pensaron que el reino moscovita debía esforzarse en crear en la tierra el reino de Dios y que una monarquía muy ligada a la Iglesia era beneficiosa. Su líder fue el abad Iósif de Volokolamsk. Enfrentados a ellos, liderados por un asceta, el stáretz Nil de Sora, otros creyeron que una estrecha alianza entre la Iglesia y el zar daría lugar a una alienación del clero al poder político y predicaron la pobreza monástica y la fidelidad a Constantinopla.

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