Cosaco
(en ruso: казак, kazak [plural,
казаки]) se refiere a grupos de formaciones sociales y militares, inicialmente
de origen túrquico (escindidos de las llamadas "hordas" que lideraban
los mongoles), los cuales se establecieron de forma permanente en las estepas
de lo que es actualmente el sur de Rusia y Ucrania (luego se fueron integrando
gente de origen eslavo y de otras etnias), y brindaban servicios militares a
los gobernantes vecinos de Rostov del Don, Kuban, el Cáucaso, y Kiev,
aproximadamente en el siglo X. Los cosacos fueron conocidos por su destreza
militar y la confianza que tenían en sí mismos. El nombre deriva posiblemente
de la palabra túrquica quzzaq
«nómada, hombre libre». Este término se menciona por primera vez en un
documento ruteno que data de 1395.
En
términos sociopolíticos, desde el siglo XV y hasta ahora la comunidad cosaca
cuenta con estructura administrativa interna que se podría considerar como
primitiva democrática y federal – algo insólito, novedoso e
inaceptable en la totalidad de los casos en Europa Oriental y Asia de la época
medieval.
Cosaco
es el nombre común compartido de forma independiente por varios grupos de
población y unidades militares en el transcurso de la historia de Europa
oriental y de los territorios adyacentes. El grupo principal y más numeroso es
el de los cosacos rusos (казаки) de los ríos Don, Kubán, Terek y Ural y el de
los cosacos ucranianos (козаки), respectivamente. Algo menos conocidos son los
cosacos polacos (Kozacy) y los
cosacos tártaros (Nağaybäklär).
El nombre «cosaco» no se debe confundir con los kazajos (naturales de Kazajistán,
país en Asia Central). En lengua nativa de Kazajistán a los originarios de este
los llaman Kazáj: Kazajo.
En
Rusia, los cosacos nativos se preocuparon, durante siglos y hasta ahora
celosamente, de preservar la pronunciación y escritura misma del nombre de su
nacionalidad y de su origen. De acuerdo con la antigua tradición cosaca, la
palabra «Kazak» debe ser escrita y leída de manera igual, tanto de izquierda a
derecha en transcripción eslava cirílica, como de derecha a izquierda en
transcripción de lenguas túrquicas. Los cosacos rusos participaron de forma
importante en la colonización de Siberia. A mediados del siglo XVII, los
cosacos rusos alcanzaron la costa del océano Pacífico. Los cosacos ucranianos
formaron el Estado de los cosacos de Zaporozhia en 1649.
En
1670, el cosaco del Don Stenka Razin proclamó la República cosaca en la ciudad
de Astracán, a orillas del río Volga, cerca de su desembocadura en el mar Caspio.
Al anterior decreto de abolición de la esclavitud agregó el principio de
igualdad y el fin de los privilegios en territorios de esta República cosaca.
Los cosacos del Don formaron el Estado cosaco del Don en Rusia. Durante la
época del Imperio ruso se unieron a los cosacos del Don numerosos siervos rusos
que huían de sus amos. Además, los cosacos del Don y de Kubán fueron dos de las
principales fuerzas de resistencia contra los bolcheviques durante la Guerra
Civil Rusa. En la misma época y tras el derrumbe del Imperio ruso (en mayo de
1918), cosacos del Don encabezados por su atamán, Piotr Krasnov, nuevamente
intentaron formar una república cosaca independiente en unión con los cosacos
de Kubán. La república incluía diez provincias, con la capital en la ciudad de Novocherkassk,
con el esquema administrativo-político de un Estado federal independiente.
Las
tradiciones, cultura y la comunidad misma cosaca en su mayoría fueron expuestos
a persecusiones en la época de la Unión Soviética, especialmente entre los años
1922 y 1945, y en la actualidad se encuentran en un proceso de resurgimiento.
La gran mayoría de la comunidad cosaca está concentrada en las regiones de Volgogrado
y de Rostov, 108.140 del total. Otros 21.444 cosacos son residentes del Krai de
Krasnodar y de la región de Stávropol. 3.223 cosacos están repartidos entre la
República de Karacháevo-Cherkesia y la República de Osetia del Norte. El resto
de la comunidad cosaca está esparcida a lo largo y ancho de Federación de Rusia
desde el mar Báltico hasta las costas del océano Pacífico. Independientemente
de lo anterior y según distintas estadísticas, cerca de 10 millones de personas
de ambos sexos en Rusia, en Ucrania y en el exterior se consideran a sí mismos
como cosacos de origen o descendentes directos de éstos.
Los cosacos eran antiguamente nómadas o seminómadas; étnicamente son
eslavos y en la actualidad residen fundamentalmente en territorios de Rusia y
de Ucrania. Algunas comunidades se encuentran en el territorio de Kazajistán
(cosacos de Ural y Semiréchinskie). Antes vivían principalmente en las estepas,
entre el mar Negro y el mar Caspio, y también en las montañas del Cáucaso. Con
el patrocinio del Imperio ruso, el pueblo cosaco participó activamente en la
colonización de Siberia, conquistando extensos territorios desde los montes
Urales hasta el océano Pacífico, los montes Altái en Siberia, las estepas de Asia
Central y también estableciéndose en las costas del río Ussuri.
Los núcleos principales de la población cosaca se encuentran en las regiones
de los ríos Don, Kubán y Dniéper, y reciben el nombre de cosacos del Don y de
Kubán, respectivamente. En la actualidad existen once comunidades cosacas
tradicionales en los territorios del ex-Imperio ruso y ex-Unión Soviética. La
mayoría de estas se concentran en territorios de la actual Federación de Rusia.
Los cosacos originarios de estas regiones reciben el nombre respectivo - Cosacos
del Térek, etc. Cada una de estas regiones cuenta con autoridad administrativa
local cosaca. Además existen organizaciones cosacas en Moscú y San Petersburgo
con representaciones de su región específica:
1. Región
de Don
2. Región
de Kubán
3. Región
de Térek
4. Región
de Astracán
5. Región
de Ural
6. Región
de Oremburgo
7. Región
de Semirechie
8. Región
de Siberia
9. Región
de Transbaikal
10.
Región de Amur
11.
Región de Ussuri
El último censo efectuado antes de 1917 indicaba que la población cosaca
en Rusia contaba con más de 4 millones de personas de ambos sexos, repartidos
principalmente por regiones fronterizas del sur de Rusia. A partir del año 1920
se inició la persecución sistemática, represalias y ejecuciones en masa del
pueblo cosaco, desatados por el Partido Comunista de la Unión Soviética.
Un gran número de los cosacos fueron forzados a emigrar y ahora son
residentes de otros países, como Francia, Alemania, Bélgica, Estados Unidos,
Canadá, Australia, Argentina, Chile y muchos otros. Muchos de estos emigrantes
mantienen estrecha relación con las comunidades cosacas en Rusia. Algunos, como
en el caso de los cosacos residentes en Nueva Jersey, Estados Unidos, mantienen
museos y bibliotecas nacionales cosacos, destinados a preservar el patrimonio
cultural, tradicional e histórico de su pueblo.
De acuerdo con el censo oficial de la Federación de Rusia del año 2002,
por primera vez después del censo del año 1897, más de 140.000 personas de
ambos sexos (0,1% del total de la población) en Rusia en forma abierta
indicaron y oficialmente declararon su nacionalidad como "cosaca",
residentes y ciudadanos de Rusia.
HISTORIA
Siglos XV-XVI
Los
últimos que abandonaron a los khans de la Horda Dorada (Horda de Oro) fueron
los Cosacos de la Horda (Ordinskie), de Nagáy (Nagayskie) y de Ástrajañ
(Astrajanskie) los que se unieron a los cosacos del Don recién en la segunda
mitad del siglo XVI. De allí en adelante la vida de los cosacos estará ligada
al destino de los Grandes Principados de Moscú y de Litva (Lituania). En
condiciones de amenaza permanente de parte de los turcos y tártaro-mongoles
nació la necesidad de servir bajo las órdenes de dos dinastías: de los Rúrik en
Moskovia y de los Gediminovich (Гедиминович- rus.) en Litva (Lituania). Como
protesta en contra de este dominio y alianza obligada se produjo más tarde el
nacimiento y formación de dos «repúblicas cosacas» en el río Don y en el río
Dniéper Bajo, tras lo cual se inicia el renacimiento y fortalecimiento de la
independencia cosaca, la formación de centros principales de unificación del
pueblo cosaco.
Sin
embargo, no todos los cosacos optaron por regresar al ambiente de su tierra
natal. Muchos de ellos, acostumbrados en los cien años de vida en territorios
de Moskovia (Rusia), Litva (Lituania) y Polonia, se quedaron. Tradicionalmente
leales a sus aliados y a la autoridad se convierten en fieles defensores de los
intereses de los kniaz (príncipes), zares y reyes de la época, y a cambio de
ello aceptan de los monarcas abundantes regalías y privilegios, concesiones de
tierra, títulos de nobleza, formando familias mixtas con rusos, lituanos,
polacos, y paulatinamente se diluyeron en su ambiente formando su parte
natural. Hijos y nietos de los emigrantes cosacos se quedan también en el Norte
Lejano. Una vez acostumbrados al duro clima local, se trasladaron en pequeños
grupos al Este cruzando cordilleras y ríos, atravesando extensas zonas de
bosque. Lograron dominar y conquistar a las tribus locales expandiendo el
poderío de los monarcas de Rusia por todo el territorio de Siberia. Durante un
tiempo todavía recordaban de sus lazos con los Cosacos de Don, se hacían llamar
«hijos de El Don apacible» (Deti Tíjogo Dona) y dieron inicio a la
formación de los nuevos Host´s ó Voisko (grandes y bien organizadas y
administradas comunidades, militares- en tiempos de guerra; civiles y
absolutamente autónomas- en tiempos de paz), con nuevos nombres: Cosacos de
Térek (Norte del Cáucaso), Cosacos de Siberia o Cosacos de Transbaikal.
Unidos
por sus orígenes, ahora se encontraron divididos por grandes distancias y
territorios muy extensos, pues cada formación continuaba su vida por un camino
propio y particular. En la próxima etapa de la historia, en los siglos
XVI-XVII, la mayoría de los cosacos pertenece a los grupos de Zaporozhie y Don,
los mismos que decidieron regresar a su tierra natal: Tierra Kasak, en las
llanuras de las costas del mar de Azov, y se hicieron llamar en el siglo XVIII
como Chernomorskie Kazakí (los Cosacos del Mar Negro), antepasados de los cosacos
de Kubán.
La
antigua historia del pueblo cosaco esta reconstruida por ahora
esquemáticamente, por lo mismo a veces intencionalmente, por razones
nacionalistas, de coyuntura política o ideológica, algunos historiadores la
presentan en forma equivocada. Se sabe que antiguamente existía una comunidad
cosaca muy bien organizada de Zaporozhia, en el río Dniéper al sur de lo que es
actualmente Ucrania, la cual a su vez en tiempos del esplendor del Imperio ruso
se llamaba Malorossia («pequeña Rusia»). A finales de la Edad Media,
poblaciones cosacas quedaron bajo el fuego cruzado de Polonia, Lituania y Rusia,
las tres grandes potencias de la zona. Los rusos de Moscovia y los cosacos
siempre vivían en una relación tensa, en la que los segundos emprendían asaltos
contra las aldeas y campos de los primeros, después de lo cual éstos enviaban expediciones
punitivas. En 1539 el Gran Duque Basilio III de Rusia solicitó al Sultán del
Imperio otomano que controlara a los cosacos, a lo que el Sultán le contestó:
«Los cosacos no me juran lealtad y viven como les place a ellos mismos». De
manera similar 10 años más tarde, en el año 1549, el zar ruso Iván el Terrible
respondió a una petición del Sultán turco de frenar las acciones agresivas de
los cosacos del Don con lo siguiente: «Los cosacos del Don no son de mi
incumbencia y van a la guerra o viven en paz sin mi conocimiento». Mensajes
similares circulaban entre Rusia, el Imperio otomano y la Mancomunidad
Polaco-Lituana, cada uno de los cuales intentaba explotar la belicosidad cosaca
para sus propios intereses. Finalmente, bajo la égida de Iván IV (Iván el
Terrible), se llegó a un acuerdo que permitió establecer un estatuto especial a
la comunidad cosaca del río Don (hacia 1570). Estos estatutos garantizaban la
administración autónoma de las comunidades cosacas, sus actividades comerciales
libres de impuestos, concesiones de tierra, títulos de nobleza para los líderes
cosacos, todo esto y más a cambio del servicio militar permanente, velando por
la defensa y seguridad interna y externa, resguardando las fronteras de Rusia
de las invasiones enemigas.
Tradicionalmente
cada cosaco iba equipado con el armamento, municiones, uniforme, medio de
transporte (caballo), adquiridos completamente por cada combatiente en forma
individual o pagado por la comunidad y su familia. Ese fue uno de los tratos
con el gobierno de Rusia en lo que se refiere a la obligación cosaca ante el
Estado a cambio de los privilegios otorgados a su comunidad. Andando el tiempo,
el pueblo cosaco jugaría un importantísimo papel en la conquista rusa de
Siberia, instalándose nuevos voiskos y stanitsas (poblados cosacos) a lo largo
y ancho del continente asiático.
Siglos XVI-XIX
En
el año 1613, pese a la oposición de algunos líderes y príncipes rusos, los
cosacos del Don se manifestaron abierta y enérgicamente en apoyo del
representante de la familia Románov para gobernar a Rusia – el joven Mijaíl
Fiódorovich Románov. En 1634, durante el reinado de este primer Zar Románov de
Rusia se puso fin a las pretensiones del rey polaco Vladislao IV Vasa al trono
de Rusia. Desde entonces el apoyo explícito e incondicional cosaco sirve como
base para el poder de la Dinastía Románov a la cabeza del Imperio ruso.
Bohdán Jmelnytsky
Paralelamente
Polonia estimuló a los cosacos del Dniéper a aliarse con los ucranianos para
establecer un principado marcadamente antirruso. Con este propósito, a
principios de 1646 se efectuó una reunión secreta entre el atamán de la
comunidad cosaca del río Dniéper, Bohdán Jmelnytsky, y el rey polaco Vladislao
IV Vasa. Las negociaciones no llevaron al resultado esperado por los cosacos y
para el año 1648 alzaron las armas junto con los ucranianos contra la creciente
ambición de la Mancomunidad Polaco-Lituana por expandir su dominio sobre la
región. Resultado de esto fue la Guerra por la Liberación que duró seis años,
entre 1648 y 1654, donde se sublevaron los pueblos eslavos locales, ucranianos
y rusos, liderados por los cosacos, contra los polacos. En febrero de 1649 las
autoridades polacas de nuevo intentaban negociar la paz, ofreciendo un grado de
autonomía a las comunidades cosacas a cambio de mantener la autoridad polaca
sobre la región, pero sin considerar los intereses de los otros pueblos
locales, especialmente de los ucranianos. Las negociaciones se frustraron y
pocos meses después, en el mismo año, Bohdán Jmelnytsky formalizó las
relaciones diplomáticas con Rusia logrando con esto que los cosacos del Don
leales a la monarquía rusa se unieran en apoyo de la comunidad cosaca del
Dniéper, acaudillada por Jmelnytsky. Entre 1649 y 1651 continuaron las luchas
entre los polacos y las fuerzas unificadas ucranianas y cosacas, con éxitos
intermitentes de ambos bandos.
En
otoño de 1653, el ejército polaco al mando de Juan II Casimiro Vasa inició una
ofensiva desesperada para recuperar y consolidar su autoridad sobre la región.
El 1 de octubre de 1653, como resultado de acuerdos y reuniones con Bohdán
Jmelnytsky, las autoridades rusas autorizaron su apoyo y oficializaron la
participación de Rusia en la Guerra por la Liberación. Al principio de 1654, el
zar de Alejo I de Rusia declara oficialmente la guerra a Polonia, que concluye
el año 1667. Al final, la suerte del primer Estado ucraniano «polonizado»
terminaría repartido entre el Imperio ruso y Polonia en 1667 de acuerdo al Tratado
de Andrúsovo. Junto a esto se recuperaron y fortalecieron los vínculos
originarios históricos entre los cosacos del Dniéper y del Don.
En
1670 otro personaje carismático de la historia cosaca, Stenka Razin, proclamó
la República Cosaca en la ciudad de Astracán, sur de Rusia, que perduró hasta
el año 1671. A lo largo de la Historia hubo otros intentos de la comunidad
cosaca para crear un Estado Cosaco independiente. Todos ellos fueron brutalmente
reprimidos por las autoridades rusas, ucranianas y polacas de distintas épocas
por la fuerza militar o creando divisiones políticas, religiosas e ideológicas
al interior de la misma comunidad cosaca. Con el paso del tiempo, y en
particular durante las grandes campañas rusas del siglo XIX (por ejemplo, la
campaña contra Napoleón Bonaparte, en la que se destacó Matvéi Plátov, uno de
los más grandes atamanes), los cosacos terminarían siendo un poderoso brazo del
ejército de la Casa Románov (en cierto modo, fuerzas especiales de la época,
donde todos los integrantes del mismo pertenecen a una misma comunidad étnica,
similar a la situación de los Gurkhas de Nepal en el ejército del Reino Unido).
Siglos XIX-XX
Hacia
1914 existían 11 comunidades administrativas cosacas, la mayoría de ellas (con
excepción de los cosacos del Don y de Kubán) ubicadas en distintas zonas
fronterizas del Imperio ruso (con Turquía o China, por ejemplo). Esta
asociación entre los cosacos y la dinastía de los Románov significó la caída en
desgracia de los primeros después de la Revolución rusa y durante la Guerra
Civil Rusa, ya que los bolcheviques no aceptaban el estatuto especial que
habían tenido los cosacos en el Imperio ruso. Todos los cosacos juraban a la
bandera del Imperio de Rusia y lealtad absoluta al zar. Puesto que después de
las revueltas de 1917, el mismo zar Nicolás abdicó a la corona y al trono de la
monarquía y el Imperio mismo empezó a desmoronarse, los cosacos ya no sentían
obligados a seguir los intereses internos de los rusos. Los numerosos partidos
políticos de la época se esforzaban por llegar al poder y dominar lo que
quedaba del Imperio.
Tras
la Revolución de Febrero, se celebró en la ciudad de Petrogrado el primer
Congreso Nacional Cosaco el 4 de abril de 1917, en el que se reunieron
representantes de las once comunidades cosacas de Rusia y uno de los primeros
decretos emitidos por este fue la expulsión de sus regimientos de todos los
militares que no fueran de origen cosaco.
Considerando
todo lo anterior y bajo la dirección de Piotr Krasnov, atamán cosaco del Don,
la comunidad cosaca intentó nuevamente crear una república cosaca independiente
la unión de cosacos del Don y de Kubán. El 17 de mayo de 1918 se proclamó la
República Cosaca, con estatutos, constitución, parlamento y sistema político
administrativo de Estado federal. El atamán Piotr N. Krasnov fue elegido primer
presidente de la República Cosaca (1918-1919). La república incluía 10
provincias con la capital en la ciudad de Novocherkassk. La bandera oficial
estaba compuesta por tres colores, representando simbólicamente las tres
naciones principales de esta República Cosaca: cosacos – azul; tártaros y kalmykos
- amarillo; rusos - rojo.
Finalmente
la república fue abolida (1921), ya que los mandos rusos del Ejército Blanco,
compuesto principalmente por mencheviques y por monárquicos rusos, se opusieron
al movimiento independista cosaco. Durante la Guerra Civil Rusa las relaciones
entre los «voluntarios» rusos (del Ejército Blanco Voluntario monárquico) y los
cosacos fueron difíciles. Las disensiones entre los «mencheviques» monárquicos
rusos y los cosacos nacionalistas (siendo estos últimos partidarios de la
monarquía de los Románov) perjudicaron las relaciones. Por otro lado, los
cosacos también fueron combatidos por los «bolcheviques» y el Ejército Rojo,
puesto que tradicionalmente habían sido aliados de las fuerzas represivas del
Imperio.
Además,
los mismos cosacos no estaban unidos entre sí, y tenían visiones diversas
respecto a su identidad nacional, sus tradiciones y cultura. Durante la guerra
civil existieron facciones cosacas combatiendo en bandos contrarios, incluso
cambiando periódicamente de un bando al otro.
La era soviética: 1922-1990
Al
establecerse el Estado soviético, se promovieron la tradición y cultura del
pueblo cosaco. Sin embargo, posteriormente hubo cosacos combatiendo en ambos
lados del conflicto germanosoviético - como integrantes de las tropas alemanas
y de la Unión Soviética. Algunos emigrantes cosacos decidieron rebelarse contra
Stalin tratando de obtener una independencia cosaca definitiva. Por su parte,
los alemanes e italianos incluso les prometieron crear un Estado Cosaco en Carnia,
en el norte de Italia, a salvo de la persecución estalinista. Los cosacos que
combatieron dentro del Ejército Rojo, ante todo priorizaban la integridad de la
Unión Soviética, como la «heredera» natural del Imperio ruso.
Terminada
la guerra, y cumpliendo con los términos acordados anteriormente en la Conferencia
de Yalta, Gran Bretaña y Estados Unidos resolvieron lavarse las manos dejando
que Stalin tratara a los cosacos del modo que le pareciera más conveniente,
deportando a todo cosaco que encontraran en Europa, de regreso a la Unión
Soviética. Entre las decenas de miles de refugiados de la Europa oriental ocupada,
se encontraban mezclados colaboracionistas nazis, anticomunistas, militares y
civiles comunes sin algún tipo de contexto ideológico o político, tanto
exiliados de la Unión Soviética como emigrantes de la época de la Guerra Civil
Rusa. En el grupo, había además aproximadamente 50.000 cosacos, incluyendo
mujeres, ancianos y niños del extinto Imperio ruso que nunca fueron ciudadanos
de la Unión Soviética. De hecho, muchos nacieron en la década de 1920-1930,
posterior a la Guerra Civil, ya emigrados en Serbia o la Europa Occidental.
Todos fueron reunidos en Austria y repatriados forzosamente en la Operación
Keelhaul. La suerte de los cosacos que lucharon contra los nazis en las filas
del Ejército Rojo también fue predeterminada. Libre de la necesidad de usarlos
como tropas, Stalin decidió integrarlos en el Ejército Rojo.
Actualidad
El
final de los años 80 marcó la historia de Rusia con cambios significativos en
el sistema social y político, la aparición de nuevas organizaciones y el renacimiento
de antiguas instituciones sociopolíticas y comunidades tradicionales, perdidas
o reprimidas en los tiempos soviéticos. Entre estos se encontraban los cosacos.
De acuerdo a estadísticas del año 1992, cerca de 10.000.000 de hombres y
mujeres ciudadanos de Rusia, Ucrania y de otros países del mundo se
autoidentifican y consideran a sí mismos como cosacos originarios o
descendientes de cosacos. Muchos de ellos están agrupados en organizaciones de
tipo popular, cultural o folclórico, algunas de las cuales incluso gozan de
reconocimiento oficial por parte de las autoridades, respaldados por decretos y
leyes que autorizan con ciertas limitaciones y estatutos la organización y
estructura tradicional cosaca.
72
años después de la Revolución Rusa, el 14 de noviembre del 1989 el Soviet
Supremo de la extinta URSS hizo pública la declaración “Sobre el reconocimiento de ilegalidad y criminalidad de actos
represivos en contra de los pueblos, víctimas de desplazamientos forzados y la
necesidad de garantizar sus derechos”. El decreto mencionado afirmaba el
derecho de la comunidad cosaca a la rehabilitación. De esta manera organismos
del poder legislativo y ejecutivo de la Federación de Rusia reconocieron a la
comunidad cosaca como un pueblo que ha sufrido el terror masivo, sistemático y
organizado por parte de las autoridades soviéticas de la época.
Independientemente
de los estatutos otorgados, los cosacos dispersados por todas las regiones de
Rusia forman parte de una gran comunidad sociocultural, mayoritariamente policonfesional,
los integrantes de la cual se autodeterminan y se autoidentifican como cosacos
de origen. El 30 de junio de 1990, se realizó en Moscú el primer Bolshói Krug
(Gran Círculo – conferencia parlamentaria tradicional cosaca). Resultado de
ello fue la formación de la Unión Cosaca, la cual inicialmente agrupaba a 29
organizaciones cosacas. En octubre del año 1991, líderes cosacos formaron la
Unión Cosaca de Rusia del Sur.
El
17-18 de julio de 1993, se celebró en Moscú el Krug (Congreso) Supremo
Unificado de las comunidades cosacas de Rusia y del exterior. En este, la
ciudad de Novocherkassk fue proclamada unánimemente como la capital de todas
las comunidades cosacas de Rusia y del resto del mundo.
El
15 de junio del 1992, el Presidente de la Federación de Rusia publica el
Decreto “Sobre las medidas para
aplicación de la Ley de la Federación de Rusia en relación con la
rehabilitación de la comunidad étnica cosaca”, ordenando textualmente “imponer el juicio a la política del Estado
del Partido Comunista de la época de efectuar represiones, arbitrariedades e
ilegalidades contra la comunidad cosaca y sus representantes, con el objetivo
de rehabilitar a esta comunidad étnica histórica”. El 16 de julio del 1992,
el Soviet Supremo de la Federación de Rusia publica el Decreto Nº 3321-1,
poniendo legalmente fin a todas las acciones represivas, criminales e ilegales
que ha sufrido la comunidad cosaca a partir del año 1918.
En
enero del 1995 se crea la Dirección General de las Comunidades Cosacas, como
parte del Gabinete presidencial. El 9 de agosto del 1995, el Decreto Nº 835 del
Presidente de la Federación de Rusia declara las “Normas temporales sobre el empadronamiento estatal de las comunidades
cosacas en la Federación de Rusia”. El año 1998 la Dirección General de las
Comunidades Cosacas fue transformada en Dirección del Presidente de la
Federación de Rusia en Asuntos de la Comunidad Cosaca. El 25 de febrero del
2003, el Decreto Nº 249 del Presidente de Rusia ordena nombramiento del
general-coronel Gennadiy Tróshev al cargo de asesor del Presidente en asuntos
de las comunidades cosacas.
El
movimiento por la recuperación de la cultura y las tradiciones cosacas pasó un
complejo camino desde las poco numerosas y pequeñas agrupaciones informales de los
años 80 compuestas por los entusiastas de origen cosaco, hasta sistemas
centralizadas para-militares (“reiestr” en ruso, un tipo de registro o
empadronamiento) de las organizaciones cosacas empadronadas por el Estado en
los años 90. Bajo este último concepto, en la actualidad en Rusia existen 10
organizaciones oficialmente para-militares («reiéstrovie kazaki»: cosacos
empadronados) en las regiones de Volga, Don, Yeniséi, Transbaikal, Irkutsk,
Kubán, Orenburg, Siberia central, Térek y Ussuri. Además existen otras 16
organizaciones cosacas con estatuto especial del mismo tipo. En total, estas
organizaciones agrupan a 660.000 cosacos «registrados» (oficialmente
empadronados) por el Estado. Sin embargo la mayor parte de organizaciones
cosacas tienen carácter más bien socio-cultural. Según estadísticas del año
2000, actualmente en la Federación de Rusia existen más de 680 comunidades
tradicionales socio-culturales cosacas. En año 2002, hubo un intento de
politización del movimiento nacionalista cosaco con formación del partido
político Partia Kazaki Rosii, PKR (PCR, “Partido Cosacos de Rusia”), que
finalmente no obtuvo éxito.
El
11 de octubre de 2008, en la ciudad de Novocherkassk (Rusia), se celebró el III
Congreso Mundial Cosaco. Por primera vez este acontecimiento contó con
patrocinio del Gobierno de Federación de Rusia. Más de 500 representantes de
comunidades cosacas de Rusia y de otros países del mundo, se reunieron para
discutir distintos aspectos de actualidad económica, política, cultural e
informativa, además de normas y derechos en relación con actividades de
comunidades cosacas en Rusia y exterior. En el Congreso se tomó la resolución
sobre la creación y desarrollo de medios de comunicación propios de la
comunidad cosaca (Internet, prensa escrita y canal de televisión).
En
año 2008 el estudio de producciones “Massalskiy Multi Merdia” comienza
desarrollar la realización del proyecto social educativo “Kazak-TV”
(www.cossack.tv). El objetivo de este proyecto es la creación de un espacio
unificado informativo-cultural de la comunidad cosaca de Rusia, preservación y
difusión de cultura y tradiciones cosacas, además de educación y formación de
generaciones jóvenes de la comunidad cosaca. En entrevista del jefe de la
Administración del Presidente, director del Consejo del Presidente de Federación
de Rusia sobre los asuntos de las Comunidades Cosacas, Sr. Alexander Beglov
indicó a “RIA Novosti” («РИА Новости») que para inicios del año 2010 y “de
acuerdo con las evaluaciones de los expertos, cerca de 7 millones de personas
en Rusia son oficialmente considerados pertenecientes a la comunidad cosaca.”
Organización administrativa de la comunidad cosaca
El
mito sobre la composición y organización originaria de la comunidad cosaca,
donde se apunta a la admisión masiva en sus filas de los fugitivos de la ley,
esclavos y campesinos endeudados no tiene sentido o base alguna seria. La
versión sobre el carácter subversivo y bandolero de la sociedad cosaca fue
alimentada principalmente por los historiadores contemporáneos rusos del
periodo soviético, con objetivos claramente específicos, comprometer de manera
perjudicial el origen y la existencia de una comunidad étnica completa como
tal.
La
tradicional cooperación y alianza de los cosacos con grandes lugartenientes y
distintas autoridades extranjeras, no podría haber tenido lugar en caso de que
la sociedad cosaca fuera compuesta en su totalidad por delincuentes y esclavos
fugados de sus propietarios, terratenientes y caudillos extranjeros. La
hipótesis sobre los esclavos fugados, quienes primero se refugiaron en las
estepas y posteriormente, al crear una potente organización armada, de nuevo
obedecieron a las órdenes de sus anteriores opresores, suena a lo menos como un
absurdo. Sin embargo, en toda su historia los cosacos cooperaron con agrado con
las aristocracias, los propietarios de grandes tierras y los latifundistas de
la época.
Solamente
este factor elimina la versión sobre los campesinos fugados que se hicieron
llamar “cosacos”. Los cosacos originarios de la época no conocían los
antagonismos sociales. Por tanto con mucha facilidad y de manera independiente
los líderes cosacos se relacionaban y establecían acuerdos de todo tipo con sus
pares de otras naciones y pueblos, con autoridades respetables extranjeras
vecinas, tártaras, polacas, rusas, ucranianas, etc. Estas relaciones tenían
además otros propósitos netamente estratégicos para el beneficio de la
comunidad cosaca. La participación y la alianza de los magnates y de las
distintas autoridades, permitían ver las excursiones y expediciones militares
propiamente cosacas, como objetivos con características de necesidades de un Estado
y/o patrocinio de autoridades reconocidas oficialmente. Por tanto permitía
desligar la responsabilidad por la participación en muchas de las acciones de
carácter bélico –en resguardo de los intereses de sus socios en alianzas, les
ofrecía cierta protección necesaria, legal y oficialista.
La
comunidad cosaca era más o menos autónoma; podía consistir en una aldea (stanitsa
en singular, stanitsi en plural) o un campamento fortificado (gorodki).
Inicialmente, los cosacos tenían un enorme grado de autonomía, pero andando el
tiempo su asociación al Imperio ruso los llevó a que sus autoridades (los Atamán)
fueran directamente elegidas por el zar, aunque con ciertas restricciones.
El
pueblo cosaco se rige por normas que castigan duramente los delitos de robo,
homicidio, traición y muchos otros, sobre todo cuando estos fueron cometidos en
contra de un representante o intereses de su comunidad. La sanción aplicada a
una persona que se embriaga en público, o maltrata a una mujer es de un número
no determinado de latigazos en el maidán
(plaza), con el nagaika, látigo
tradicional cosaco que además es considerado un arma (los cosacos desde muy
temprana edad aprendían manejarla como parte de su enseñanza en artes marciales).
Las sanciones no perdonan a nadie, y un cosaco sin importar su estatus y nivel
económico puede ser condenado a la pena de muerte por robar fondos de la
comunidad o por traición. La sanción común es recibir latigazos en un lugar
público delante de toda la comunidad local. Es característico que tras recibir
la sanción el infractor se incline y agradezca en voz alta a los mayores por la
«lección».
Los
encargados de dictar las normas y ordenar las sanciones son los jueces locales,
los hombres más respetados, elegidos (o reelegidos) junto al resto de la
administración (incluyendo al atamán: la máxima autoridad de la comunidad
cosaca local) por toda la comunidad en forma democrática una vez al año,
tradición interna cosaca que rige aproximadamente desde el siglo X y hasta
ahora. El juez tenía facultad de aplicar el castigo a todos los miembros de la
comunidad, mujeres y hombres, sin excepciones, inclusive al atamán. El atamán o
hetman (jefe de una región o una comunidad, elegido democráticamente por todos
una vez al año, mayor de 18 años, respetado y reconocido por toda la comunidad)
goza de gran prestigio en toda su zona y es el comandante militar supremo en
tiempos de guerra, mientras que en tiempos de paz es el administrador y la
cabeza de la autoridad local. A partir del año 1891, comunidades cosacas
oficializaron elevar el límite de edad para ser elegido al cargo de ataman, a
los 33 años mínimo. Para ser elegido como juez (“sudiá” en ruso) de la
comunidad, el pretendiente deberá tener mínimo 45 años de edad, además de
contar con otros atributos y características respectivas. Absolutamente todos
los cargos administrativos cívicos y militares cosacos pasaban por un proceso
de elección interna de la comunidad. Entre otros cargos - contador general
(«kaznachéy») – encargado de administración del presupuesto y de fondos
comunes; secretario (“písar”), encargado de llevar control de documentación
interna y externa de la comunidad, etc. En los Krugs (asambleas populares),
normalmente anuales se toman las decisiones importantes, inclusive las elecciones
(o reelecciones) de las autoridades. En su estructura no hay grandes
diferencias sociales y todos luchan y trabajan por el grupo, por su pueblo. Los
residentes o vecinos de las poblaciones cosacas, no pertenecientes a la
comunidad cosaca (“inogorodnie”, léase extranjeros) también podrían participar
en asambleas populares cosacas («krug»), siempre y cuando tratase de los temas
que involucran sus intereses, sin embargo solamente con derecho a voz – no a
voto. El derecho a voto en comunidades cosacas se reservaba exclusivamente para
los cosacos de origen.
Los
tres ideales que rigen la sociedad cosaca son: libertad, tradición y
disciplina. Los niños se apuntan desde jóvenes a las academias militares, y el
sentimiento militar dentro de sus costumbres es muy fuerte. Si bien es cierto
que la preparación militar era primaria, paralelamente cada miembro de la
comunidad tiene libertad absoluta para escoger una profesión u oficio civil de
acuerdo a su interés y habilidad personal, estudiar y formarse en ámbitos que
no son necesariamente bélicos.
La
solidaridad interna también está muy presente. A modo de ejemplo: en tiempos
antiguos, en la comunidad cosaca de Zaporozhia (antepasados de los cosacos de
Kubán, desplazados por las autoridades rusas a las costas del río Kubán y del mar
Negro), a los jóvenes que son los únicos que mantienen a su familia, y son los
únicos descendientes-hombres de familia, se los colocaba un pendiente en la
oreja lo cual para un comandante significaba que les exime de las misiones
peligrosas. En todo caso aquello no impedía la participación de estos jóvenes
en combates o misiones de alto riesgo, en estos casos la decisión de participar
en esas era voluntaria.
Las
mujeres tienen un papel pasivo dentro de la sociedad, pero antiguamente
llegaron a luchar junto a los hombres. Por lo general debían criar a los hijos,
atender los campos y negocios y cuidar los bienes, mientras sus maridos
permanecían fuera participando en campañas militares. Pero en ocasiones
familias y comunidades enteras cosacas, incluyendo niños, mujeres y ancianos,
seguían detrás de sus tropas con todas sus pertenencias (durante la guerra
civil y después, cuando las tropas cosacas formaban parte del Ejército alemán
en su lucha contra el Ejército Rojo). El historiador John Ure explica esta
fascinación que podían ejercer las cosacas: «las mujeres en una stanitsa cosaca
eran muy diferentes de sus congéneres del norte de Rusia, explica Ure, y
radicalmente opuestas a las mujeres que podían encontrarse en un harén turco,
más al sur. Las mujeres cosacas eran famosas por su independencia y espíritu;
participaban en los mismos trabajos que los hombres y también compartían la
camaradería en el campamento». De todas formas, la mujer cosaca,
particularmente mayores, siempre goza de gran respeto en la comunidad cosaca.
Si bien es cierto que las decisiones importantes de la comunidad siempre son
tomadas por los hombres, las mujeres cosacas gozan de libertades y trato
igualitario y de mucho respeto, inclusive desde el siglo XV, inimaginable en la
sociedad de aquella época en otras naciones.
Al
fundar una stanitsa (poblado cosaco), primero se levantaban una iglesia y una
escuela (mixta - para hombres y mujeres) y sólo después se levantaba el resto
de las construcciones (hospitales, casas particulares, graneros, estructuras
agrarias y administrativas). El nivel de educación en stanitsas cosacas era muy
alto para aquella época, incluso en nuestros tiempos. En 1850, en Rusia el
porcentaje de analfabetismo llegaba al 85%. Al mismo tiempo en comunidades
cosacas este índice no llegaba al 5%. Todo ese desarrollo cultural fue
patrocinado y financiado únicamente por sus propios medios. El costo de
educación siempre lo asumía la comunidad cosaca local preocupada por su futuro
y creación de su propia clase intelectual cosaca, destinando grandes sumas de
dinero de los fondos comunes.
Todas
estas stanitsa enviaban a su juventud para largo servicio en regimiento y cada
uno de ellos era equipado por sus padres con su propio caballo, montura,
uniforme (de tradicional estilo cosaco), armas y municiones. Por lo tanto cada
familia cedía al servicio militar, no solamente sus más fuertes, saludables y
valiosos representantes - sino que patrocinaba también aportando significativas
sumas de dinero para el equipamiento de sus hijos – jóvenes combatientes
cosacos. A pesar de todo, se trataba de gente esforzada y trabajadora, con
corazón e inteligencia que trataba de obtener el máximo provecho de sus tierras
ricas en recursos naturales; sus stanitsas brillaban por sus logros económicos
y culturales.
Durante
la guerra civil y posteriormente, en tiempos soviéticos, el sistema
administrativo, educacional y militar cosaco fue condenado a desaparecer.
Durante mucho tiempo la pertenencia a la comunidad cosaca o la palabra misma
«cosaco» significaría represión, hostigamiento, desplazamiento forzado, castigo
o simplemente la pena capital - la muerte. Uno de los principales motivos para
las políticas y prácticas de genocidio abierto en contra de la comunidad
cosaca, aplicadas por las autoridades bolcheviques y del Partido Comunista de
la época, se puede ver en los comentarios de León Trotsky: “La comunidad cosaca es la única comunidad de todos los pueblos de
Rusia con capacidad de auto-organización y auto-determinación. Por este motivo
ellos (los cosacos) deben ser exterminados cabeza por cabeza (sic – “por
completo”)”.
Semejantes
comentarios de los líderes bolcheviques sobre la «aplicación del terror» se
oficializaron el 24 de enero de 1919 por la Directiva del VTsIK (ВЦИК – en
ruso) con decreto y Ley «Sobre Exterminio
de los Cosacos», un caso que no tuvo precedentes hasta aquel entonces en la
historia de Rusia, donde toda una etnia completa fue declarada y condenada al
exterminio de manera legal y por decreto. Existen decretos escritos, firmados
por líderes comunistas de la época soviética ordenando literalmente «imponer el terror y el exterminio físico en
las comunidades cosacas, sin discriminación edad y de sexo... y la expropiación
total de sus bienes para el beneficio del pueblo soviético»... (Fuente
del Archivo: Izvestia, Comité Central del Partido Comunista de la Unión
Soviética (K.P.S.S.), año 1989 , N° 6, páginas 177-178 - Directiva del Comité
Central del R.K.P. (Partido Comunista de Rusia), Firmado: Presidente del Buró
Organizacional - Yákov Sverdlov, 24 de enero de 1919.)
El
día 24 de enero es declarado por la comunidad cosaca en Rusia como el Día de
Recuerdo Cosaco, en memoria y en honor al pueblo cosaco, víctima de la represión
política y de genocidio abierto, iniciado oficialmente con la firma del decreto
el 24 de enero de 1919 por Yákov Sverdlov, uno de los máximos líderes del Partido
Comunista de Rusia de la época. La represión y el exterminio sistemático del
pueblo cosaco se prolongó por más de una década; desde el 1919 hasta el 1931
inclusive, causando la muerte de más de dos tercios de la población total
cosaca. 70 años más tarde, en año 1991 fue aprobada la Ley de Federación de
Rusia «Sobre la rehabilitación de los
pueblos reprimidos». Con la aprobación de la Ley, la comunidad cosaca
residente en Rusia fue reconocida como un pueblo que ha sufrido terror y
represiones en el periodo del poder soviético y posteriormente rehabilitado por
el Tribunal Supremo de Federación de Rusia con Decreto Nº 3321-1 del 16 de
julio del año 1992, «Sobre la
rehabilitación del pueblo cosaco». En este decreto, el Tribunal Supremo de
Federación de Rusia declara como objetivo «la
rehabilitación completa del pueblo cosaco y la creación de las condiciones
necesarias para su renacimiento» y decreta ilegales y decide suspender «todas las acciones cometidas en contra del
pueblo cosaco a partir del año 1918 específicamente relacionadas con
represiones en su contra».
Hoy
en día algunas comunidades cosacas exigen que se les devuelva las posesiones
tradicionales y que se les otorgue la autoadministración para poder establecer
sus leyes y costumbres en los territorios tradicionalmente poblados por
cosacos. De todos modos actualmente los cosacos son tratados con respeto y se
sienten parte de la sociedad civil de la Federación de Rusia - un estado multicultural,
formado por más de 100 nacionalidades distintas que conviven en el mismo
territorio bajo la misma Constitución y las mismas leyes.
Organización militar cosaca
Militarmente,
los cosacos se dividían en ejércitos o huestes (voisko en singular, voiska en
plural). Estos se dividían en regimientos, que a su vez estaban integrados por
escuadrones (sotnias, palabra que significa centurias). Cada voisko estaba a
cargo de un atamán, la máxima autoridad militar (en tiempos de guerra) y civil
(en tiempos de paz) de las huestes y comunidades cosacas locales; la
confirmación oficial en este cargo venía directamente del tsar (zar), pero el
nombrado para el puesto debía ser siempre cosaco de origen.
La
capacidad de respuesta de los cosacos ante una amenaza bélica era
extraordinaria para la época. A modo de ejemplo, para una movilización masiva
de un ejército regular de la época se necesitaba al menos 2-3 meses de
entrenamiento básico y traslado inclusive. Sin embargo, la estructura
organizacional cosaca en caso de un conflicto permitía triplicar la cantidad de
combatientes movilizados de todas las tropas cosacas altamente capacitadas, sin
necesidad alguna de preparación previa y desplegarlos en una a dos semanas. Al
desatarse la Primera Guerra Mundial, en un tiempo muy corto sólo los cosacos de
Kubán entregaron al Ejército de Rusia un número máximo de regimientos y
batallones: 4 Sotnias de guardia, 37 regimientos de caballería, 22 batallones
de infantería (cosacos «plastún»), 38 sotnias especiales (tropas especiales), 9
comandas de artillería montada y 11 sotnias de reserva.
Suministraban
primariamente caballería al ejército del zar, aunque andando el tiempo
proporcionaron también contingentes de infantería, e incluso baterías de
artillería y aviadores. De hecho, el primer Comandante de la Fuerza Aérea Rusa,
era el piloto de guerra general Vyacheslav Tkachov, cosaco nativo de Kubán.
En
emboscadas, misiones de alto riesgo y operaciones especiales las tropas cosacas
eran imbatibles. Las tácticas de guerrillas desarrolladas y perfeccionadas por
los cosacos para enfrentar y derrotar a sus enemigos son ampliamente utilizadas
inclusive en nuestros días por las fuerzas especiales de todo el mundo. Sin
embargo, los observadores militares occidentales tenían opiniones encontradas
sobre su eficacia en las guerras, principalmente por su disciplina «poco
convencional». De todas maneras, la importancia de los cosacos en el ejército
zarista era tal, que aportaban cerca de las dos terceras partes de los
regimientos de caballería en 1914, incluyendo el Konvói o escolta personal del
Zar que estaba compuesto totalmente por integrantes cosacos de Kubán y del
Térek. La Guardia Imperial, por su parte (el cuerpo de élite del ejército
zarista), recibía aportes del voisko de cosacos del Don.
Un
testigo describe el cruce de cordillera de los Alpes por las tropas cosacas en
año 1945:
«...éste
era un Ejército extremadamente extraño… (.) Con sus gorros de piel cosacos, sus
largos bigotes tendidos y las botas hasta las rodillas les daban un toque muy
especial y colorido… (.) …se trasladaban tradicionalmente con todas sus
pertenencias cargadas sobre los carros y carretas, con sus esposas y niños,
acompañados de miles de caballos… (.) Este era el cuadro restablecido de los
tiempos de la guerra del 1812. Los cosacos son muy conocidos de ser los jinetes
notables y por excelencia, y durante todo el recorrido confirmaban esta
reputación. Las escuadrillas de caballería galopaban al revés y al derecho por
todos los caminos, obstaculizando el movimiento no menos que los carros y
carretas. Era absolutamente inútil ordenarles cualquier cosa: muy pocos de
ellos entendían el idioma alemán ó inglés y los que sí entendían algo en otro
idioma, de ningún modo manifestaban interés mínimo de obedecer a las órdenes de
los ingleses o de cualquiera que no era su comandante cosaco. Con todo ese caos
solamente podíamos maravillarnos cómo ellos de una manera extremadamente rápida
y ordenada respondieron a la orden de reunirse en los puntos planificados de
concentración – ya en la mañana del día siguiente todos ellos estaban en los
lugares asignados. ¡Absolutamente todos - hombres, mujeres, niños, su equipaje,
sus miles de caballos, los carros y carretas, las vacas y buey, incluso los
camellos!»
N.D.Tolstói, «Las víctimas de Yalta»,
capítulo 7
Cosacos de Kubán en el Desfile de la Victoria, en la Plaza Roja de Moscú
24 de junio de 1945
Quizás
una de las proezas militares más grandes de los cosacos haya sido el servicio
prestado al Ejército del Imperio ruso, durante la invasión napoleónica, a
principios del siglo XIX. Como los franceses, el teórico prusiano de la guerra,
von Clausewitz, habría de asombrarse por el modo en el que los cosacos se
lanzaban con la mayor ferocidad sobre la retaguardia de las tropas de París que
se retiraban en desorden y en pleno invierno de Rusia. Las tropas rusas
llegaron hasta la capital francesa, junto con los cosacos, y uno de ellos, el atamán
Matvéi Plátov, habría de hacerse famoso entre los ingleses y desfilaría con sus
tropas cosacas en Hyde Park. En Londres, como antes en París, los legendarios
cosacos se habían convertido en una de las grandes atracciones del público que
asistía a los desfiles de la victoria contra Napoleón.
Se
hizo legendaria la anécdota de que Napoleón dijo en alguna ocasión, aunque
pensara de ellos que eran poco menos que salvajes: «denme 20 mil cosacos, y conquistaré a toda Europa y hasta el mundo
entero». La respuesta de los cosacos del Don no es menos legendaria, por
boca de sus atamanes (jefes), y habría sido ésta: «mande 20 mil francesas, y dentro de 20 años tendrá 20 mil cosacos.
Pero todos ellos van a servir a Rusia».
Personajes emblemáticos cosacos
Algunos de los
representantes más emblemáticos del pueblo cosaco, a través de las distintas
épocas de historia cosaca, también de Rusia y de Ucrania, fueron líderes populares,
militares, escritores, ingenieros, poetas, artistas, científicos, etc. Podemos
citar a Stenka Razin, Yemelián Pugachov, Yermak Timoféyevich, Bohdán Jmelnytsky,
Piotr Sagaydachly, los atamanes Matvéi Plátov, Semión Dezhniov, Piotr Krasnov, Lavr
Kornílov, Andréi Shkuró y Babych, Mijail D. Getmanov; los escritores Mijaíl
Shólojov y Aleksandr Solzhenitsyn, el poeta Nikolái Turoverov y el compositor Vasily
Ilyich Safonov.
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