domingo, 31 de enero de 2016

LOS BOYARDOS






Boyardo (en ruso y ucraniano Боярин) es el título de los nobles terratenientes eslavos, aunque se emplea sobre todo en el ámbito ruso, serbio, búlgaro y rumano (incluyendo Moldavia).

Posteriormente, en Rusia se asocian a una nobleza rural que se caracterizaba por su indumentaria particular: abrigos largos de brocado y terciopelo, forrados de pieles, llegando hasta los pies, altos gorros de marta cibelina y largas barbas.

Desde los días del Rus de Kiev, los boyardos eran los jefes de grandes clanes familiares, que podían movilizar bajo su liderazgo a grandes masas de hombres para prestar servicios militares a los príncipes de Kiev. Pese a la decadencia de Kiev, los boyardos consiguieron mantener su influencia gracias a la conquista y explotación de las tierras fértiles de sus vecinos más débiles.

Asimismo, en la etapa de expansión del principado de Moscovia, los boyardos seguían conservando su influencia política y económica, así como una casi completa autonomía, lo cual entraba en conflicto con la expansión del poderío de los mismos príncipes moscovitas, quienes teóricamente tenían a los boyardos bajo su dominio. No obstante, en el reinado de Iván IV conocido como Iván el Terrible, los boyardos fueron realmente sometidos violentamente al control político y militar de Moscú, quedando suprimida gran parte de su antigua autonomía, por cuanto Iván el Terrible creó un poderoso cuerpo de tropas que sólo a él rendía cuentas de sus actos, la Opríchnina, debilitando así las fuerzas bélicas de cada boyardo, también se les atribuye la muerte de la madre Zar.

A partir del reinado de Pedro I el Grande, a inicios del siglo XVIII, se produjo un revolucionario cambio en las costumbres e indumentaria de los boyardos, imponiéndose la costumbre occidental de los trajes europeos, el uso de peluca, afeitarse la barba, etc. También se impuso en Rusia el uso de los títulos nobiliarios europeos.

Otra modificación importante del reinado de Pedro I fue la mayor dependencia de los boyardos respecto del propio zar, de modo que su prestigio y poder (ya disminuidos en comparación a siglos pasados) no dependía sólo de su destreza militar o riqueza personal, sino de los servicios prestados al Imperio ruso y su lealtad personal al zar.

Al establecerse la Tabla de rangos por orden del soberano, toda la nobleza rusa quedó dividida en estratos muy diferenciados, siendo posible el ascenso o descenso en dicha escala mediante el desempeño en servicio del zar, fijándose además como deber máximo de los nobles mostrar lealtad total a su soberano; esto era más importante cuando, como producto de las reformas efectuadas por Pedro I el Grande, a diferencia de los antiguos príncipes de Moscú o Kiev, sí tenía la posibilidad real de castigar severamente a cualquier boyardo reacio a sus órdenes.

La cada vez mayor dependencia de los boyardos respecto del zar causó que los nobles más ricos lograran establecerse definitivamente en la nueva capital rusa, San Petersburgo, consiguiendo así una mayor cercanía con el zar y mayores privilegios derivados de una relación estrecha con el soberano, quedando en el medio rural la mayoría de los boyardos menos adinerados.

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